Tuesday, April 10, 2007

Islandiatik iritxi berria


Aupa gente, acabo de volver de Islandia. Nere y yo estuvimos recorriendo la parte sur de la isla, paso previo por Londres.

En Londres visitamos la Tate, la exposición de Colani en el Design Museum y vimos una comedia de los 60 en un teatro cerca de Picadilly Circus. "Buelta ttikia" por Nothing Hill: me quede a pavo de Travel Bookshop, que es muy conocida pero estaba cerrada. Me hubiera gustado pillar unos liburus. Todo no pudo ser. Nos lo pasamos txatxi, y el hostal estaba muy muy bien: nuevo, con internet gratis, desayuno buffet y el precio, para ser londres, barato.

Cogimos el avión de Iceland Express (el Ryanair vikingo) y nos plantamos en la isla. Si vais algun día a Islandia que sepais que las compras en el avión son las mas baratas que podeis hacer en el país.

El tiempo se porto con nosotros teniendo en cuenta que es Islandia. La temperatura entre 0 y 8 grados. Cambiante, con lluvias y nevadas incluidas, pero no nos impidió ver lo que teníamos pensado. Hay que reconocer que hay que tener las pelotas bien duras para vivir en Islandia. En invierno se te tiene que congerla la nariz con tan sólo respirar.

En Reykjavik dormiamos en el rollo católico de "Salvation Army", lo cual me recordaba mucho a la película finlandesa de Taurismakis "Un hombre sin pasado". El sitio estaba bien, a tiro escupitajo de los bares. Salvo por el olor que salía de un baño (alguien se cago de verdad de la buena) y el precio astronómico de la habitación casi era perfecto. El precio no lo digo porque me da verguenza, pero era lo mejor para la calidad precio y la hubicación.

En Islandia absolutamente todo se puede pagar con tarjeta. Hasta pague un hot-dog con la Visa! Creo que la tarjeta de Caja Lapurral a pasado de color magenta a color negro carbón. La pobre a vuelto más que quemada. Reykjavik no es caro, es una estafa. Incluso para europeitos como nosotros que se creen que el cambio juego a su favor. El precio de la cheesburger es de 8 euros, la de una cervezo de 33cl (da igual la marca) 10 euros, bollitos tipo Martinez comprados en gasolinera 4 Euros...y así todo.

El viaje con el coche fue lo mejor de las vacaciones. Lo pillamos en Sixt, y la verdad que fue lo único que salió barato, el mismo precio que en casa. Los de Sixt se portaron esplendidamente con nosotros, ya que nos dejaron el coche (un C3) con tan solo 1 mes de carné que tenía Nere.

Cuando sales de la capital todo es mas barato. Dormiamos en granjas que ofrecían habitación doble tipo "sleeping bag acommodation", por precios mas que razonables. Por tanto pudimos apreciar las casas y familias vikingas en primera persona. Durante el viaje nos lo pasamos genial sacando fotos. Nos cagamos por no tener filtro polarizador. El paisaje no lo describo, simplemente hay que verlo, junto con Bolivia es lo que más me ha impactado. Sin árboles pero lleno de rocas volcánica con formas surrealistas, glaciares y, curiosamente, había pottokas por todos lados. Nere ha vuelto también alucinada. Ell aprovechó lo que veía para sacar jugo a su cámara. Se esta aficionando a la fotografía, y la verdad es que lo hace muy bien. Con el partido que saca a su compacta digital, no me quiero imaginar cuando se pille una reflex! Visitamos Geysir, donde hay un geiser gigante y el cual da nombre al fenómeno geológico. Geysir nos saludaba cada cinco minutos con unos chorros de 20 metros que hizo las delicias de los turistas que allí nos juntamos. Despues vinieron las visitas a las cataratas de Gullfoss, Skogafoss, el parque nacional de Thingvellir y demás "sightseeings" que recomienda la "Lonely Planet".

En un museo de folklore inlandés tuvimos que cantar el "Ixilik Ixilik dago, kaia barrenian...", porque al dueño del museo, un vikingo de 80 años, nos deleitó con su voz y una canción escandinava con un instrumento tipo bandurria/ukelele en mano. Todo un show.

Como broche de oro vimos Jokulsarlon (ver en google imagenes), los glaciares y llegamos hasta un pueblito pesquero a la altura de 64º45'' norte, donde aparcados en el puerto y bajo la nieve nos bebimos el café del termo con bixigarri (Bayles) comprado en el duty free. Uno de los mejores cafés que he tomado en mi vida. Brindamos por Islandia y nos dispusimos a regresar a Reykjavik. Nerea desizo el camino realizado a velocidad de vértigo. La pobre acumuló horas de conducción y se ha ganado el rango de conductora experta en tan solo 6 dias. Tuvo que enfrentarse contra los todo terrenos y las rutas sin asfaltar que desafiaban cada kilometro, pero resolvió todas las situaciones con mucha soltura.

Mini farra antes de coger el avion. Y como siempre pasa, nos quedamos con pena de no terminar la farra y convertirla en gaupasa. Con Ceberio y Ander me paso lo mismo en Berlín, la frustracion es enorme. El ambiente estaba que te cagas y la música no estaba mal, aunque poco podiamos bailar. Lo mejor de Reykjavik es que despues de pasear unos dias y visitar las tiendas al final conoces a gente de vista y te la encuentras de fiesta. Buen rollete, pero el kubata a precio oro. Estuvimos de poteo en el Kaffibarinn, que es muy conocido por que el cantante de Blur es el dueño y por allí pasa toda la gente bohemia de la ciudad, Björk incluida. Dejan entrar con facilidad. Al final no deja de ser un bar tipo Hammlet con mezcla de Uxoa, Etxekalte o el Iguana de Donosti. Lo curioso de la farra es el desfile de todo terrenos y coches con musica techno que se forma cerca de los bares, y es que a los islandeses les gusta fardar de carro y música. Sobre los todo torreno islandeses mejor tendría que escribir un post a parte porque lo merecen. Allí la gente tiene el vehículo preparado para los glaciares. Las ruedas tienen 80cm de altura, no exagero.

Al final y una hora antes de llegar al europuerto y devolver el coche, no podiamos pasar la tarjeta visa en la gasolinera. Estaba la pobre afixiada. No se que hizo el gasolinas, pero amplió el límite del crédito y pudimos pagar, largarnos y llegar justos al avión.

Ahora sufro de sindrome posvacacional, y algo que creo es peor todavía: un agujero negro en mi cuenta corriente que todo lo traga. Pero ha merecido la pena, sobre todo por el paisaje alucinante que vimos y la cultura vikinga que nada tiene que ver con el resto de Europa. Pudimos desconectar con todo. Hecho de menos las horas en el C3 con Nere, el termo, el chorizo de Solbes y la radio islandesa.

Besarkada.
Iñigo

1 comment:

Jon said...

Islandia...que envidia...a ver si cuelgas alguna fotillo porque todo el mundo dice que la luz alli es muy especial. Porcierto, te llevas el premio al mejor post de fiuifii hasta ahora...no se que haces con la informatica...escribe una novelita que parece que no se te da nada mal...